Se encuentra en un lugar privilegiado del centro de Ciudad de México, pero aún así es uno de los museos menos conocidos de la CDMX.

Ubicado en un edificio amarillo, donde comienza la calle de Moneda, a un costado del Zócalo y de la Catedral Metropolitana, verás al Museo UNAM Hoy, cuya entrada está justo frente a Palacio Nacional.

Para que dejara de ser un misterio, un sábado en Viajeros en Ruta nos dispusimos a visitarlo.

Historia del Museo UNAM Hoy

Estar ubicado tan cerca del Zócalo solo puede significar una cosa, el lugar donde se encuentra este museo está lleno de historia, y efectivamente esta se ha podido seguir hasta los años de esplendor de México-Tenochtitlan.

Las investigaciones arqueológicas han descubierto aposentos de la época de los mexicas, los cuales estaban asociados al cercano templo de Tezcatlipoca.

Dentro de dichos aposentos, se han identificado escalinatas, patios interiores, pasillos, cuartos y banquetas, y se sabe que estos se construyeron durante dos periodos, al final de los años del Imperio Mexica.

Se trata de las etapas constructivas identificadas como VI (1486-1502) y VII (1502-1521) de Tenochtitlan.

Tras la conquista, los españoles se repartieron varios predios de la ciudad, y el que corresponde al museo pasó a manos de Pedro González Trujillo, quien lo ocupó hasta 1527. Por lo que se ha podido averiguar, los españoles utilizaron la construcción mexica sin hacerle mayores alteraciones.

Fue su segundo propietario español, Rodrigo Gómez Dávila, quien empezó a alterar la estructura original añadiendo muros de mampostería y drenaje, los cuales ya existían cuando en 1553 pasó a ser la sede de la Real Universidad de México.

Entrada Museo UNAM Hoy con Catedral al fondo

La Universidad apenas ocupó el edificio durante 8 años, pues ante el aumento de cátedras y alumnos, para 1561 ya se había mudado a un espacio más grande en la actual calle de República de Guatemala, pero su lugar en la historia educativa de México ya estaba marcado.

Lamentablemente, el edificio original fue completamente demolido al final del periodo virreinal, y en su lugar se levantó uno completamente nuevo que es el que hoy se conoce.

La cantina El Nivel

Esta nueva construcción pasó por varias manos, pero destacan dos usos.

La primera es que fue la sede de el Café del Correo, uno de los primeros establecimientos de este tipo en la capital de México.

La segunda es que albergó a la cantina El Nivel, una de las más reconocidas que ha tenido la ciudad y que existió a lo largo de 151 años, de 1857 a 2008.

Existe un mito que indicaba que se trataba de la cantina más antigua de México, pero esto no es del todo cierto, pues ya existían varios establecimientos de este tipo para cuando abrió.

Cantina El Nivel CDMX

Lo que si tuvo fue la primera licencia para un establecimiento de este tipo, pero de acuerdo a Armando Jiménez, quien escribió un libro sobre el negocio, esto solo se debe a que cuando se expidió el reglamento para este tipo de negocios, el dueño fue el primero en la fila para obtener el documento.

Su nombre se debe a que se encontraba frente a la estatua desde la que se miden todas las distancias de México, el punto cero del país, y por ella pasaron innumerables celebridades, incluyendo a artistas y presidentes.

A lo largo de los años, la cantina compartió los otros pisos del edificio con un sinnúmero de negocios, entre estos una compañía constructora, una sede del Partido Nacional Revolucionario, un restaurante llamado El Cardenal, un consultorio médico, una marisquería e incluso una juguetería.

Pero mientras todos estos negocios iban y venían, El Nivel permaneció como un símbolo, hasta que su dueño, Jesús Aguirre, murió.

Desde 1994 el edificio era propiedad de la UNAM, que unificó y restauró todo el lugar a reserva del espacio ocupado por la cantina.

A la muerte de Jesús Aguirre, su hijo, Rubén, inició una batalla legal contra el gobierno de la Ciudad de México reclamando que hubieran donado el espacio a  la UNAM y reclamándolo para sí. Pero el fallo fue en su contra y se reconoció a la UNAM como su propietaria.

Entonces, Rubén Aguirre bajó las cortinas del negocio, y 151 años de historia llegaron a su fin, un evento que fue muy lamentado al perderse uno de los espacios más tradicionales de la capital, y a que no se hizo ningún esfuerzo para rescatarlo.

La UNAM aseguró que ellos no tuvieron que ver con la decisión de cerrar  El Nivel que aseguraron, era parte del patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad y como tal debía preservarse.

¿Qué hay en el Museo UNAM Hoy?

Al pasar a ser propiedad de la UNAM, el predio cerró una historia casi circular, volviendo a ser parte de la universidad más importante del país, tal y como lo fue en el siglo XVI.

Originalmente fue usado como un espacio para la investigación, docencia y difusión de temas relacionados con fenómenos urbanos regionales.

Pero al cabo de un tiempo, fue transformado en un espacio museístico.

Dentro de todos los museos de la UNAM, no había uno dedicado a la propia institución, y este vacío fue llenado por el espacio al que se llamó Museo UNAM Hoy.

Al visitar el lugar, nos sumergimos primero en la historia antigua del predio que narramos aquí, y que se puede descubrir gracias a las piezas arqueológicas rescatadas y exhibidas aquí, y con las ventanas arqueológicas abiertas en el suelo, y que permiten ver los cimientos del edificio prehispánico y colonial original.

Una de las salas del Museo UNAM Hoy

Además de esto, hay una pantalla interactiva que permite conocer como era el barrio en la época colonial y que se completa con un juego de memoria con imágenes del presente y pasado del predio.

La segunda sala ya se dedica con todo a la UNAM, que además de su calidad académica tiene el campus mas bello de América Latina.

Además de la historia de la institución, puedes conocer todos los institutos y centros de investigación que tiene alrededor del país, puedes conocer el patrimonio artístico y cultural que resguarda y ahondar en todas las actividades que hace para México que van desde lo educativo a lo cultural.

La sala, también tiene un espacio interactivo, y por ejemplo, puedes conocer a fondo el famoso mural de la Biblioteca Central gracias a un juego que te reta a encontrar detalles ocultos de esta obra de arte.

Una tercera sala permite ver la señal de TV UNAM, y ver los reconocimientos que ha recibido la UNAM, que van desde ser nombrada Patrimonio de la Humanidad, a ser ganadora del premio Príncipe de Asturias.

La planta baja tiene una tienda, y en los pisos superiores, hay un espacio para exposiciones temporales.

Actualmente, puedes ver la exposición “Gracias maestras, gracias maestros”, dedicada a la escuela en México en la primera mitad del Siglo XX.

Información práctica:

Dirección: Moneda 2, Centro Histórico de la Cdad. de México, Centro, Cuauhtémoc, 06060 Ciudad de México, CDMX

Horarios: de lunes a sábado de 11:00 a 17:00

Costo: $20.00 pesos, gratis si eres estudiante, maestro o exalumno con credencial de la UNAM.

Página webhttps://www.iisue.unam.mx/museo-unam-hoy/

¿Alguna vez has ido al bosque sin ningún objetivo? No vas a realizar ejercicio físico, ni a sacar fotos o interpretar el entorno, tampoco a caminar para llegar a un mirador con vistas panorámicas, sino simplemente pasear entre árboles y otras especies y dejarte sorprender por lo que aparece.

En el mundo de la tecnología y la inmediatez en el que vivimos parece casi imposible darse un tiempo para estar en la naturaleza sin hacer nada.

Paradójicamente, este “hacer nada” es lo que permite generar el espacio para abrirse a percibir el entorno con los sentidos y dejar que las cosas simplemente ocurran. Esta idea tan sencilla, pero a la vez poco frecuente es la base de un “baño de bosque”.

Bosque Armonía Baño de Bosque

Recuerdo perfectamente como el bosque alrededor de mi casa, en un pueblo pequeño de España donde me crie, me acompañó en mis momentos más difíciles durante la adolescencia.

Mis amigos árboles siempre estaban ahí cuando sentía un torrente de emociones que no podía controlar o cuando simplemente buscaba un lugar tranquilo para estudiar y preparar mis exámenes.

El bosque para mí siempre fue un espacio de acogida y contención donde podía regalarme un tiempo de tranquilidad para sentir mi estado de ánimo. Indudablemente, después de esas escapadas, regresaba a casa más calmada, renovada y confiada.

Sin embargo, con el paso de los años empecé a darle más importancia a la experiencia de “llegar a un lugar”, como por ejemplo un mirador panorámico, en vez de “solo estar” en el bosque.

Por esta razón, cuando los baños de bosque llegaron a mí hace dos años me cautivó la idea: volver a mi relación original con los árboles, pasear por el bosque por el simple placer de estar ahí y abrirme a sentir lo que ocurre afuera y adentro. Empecé a informarme sobre la práctica, su origen y sus beneficios, y yo misma apliqué lo que aprendí en mis paseos.

Disfrutando de la naturaleza

De repente, cualquier bosque, por pequeño que fuera, cobraba sorprendente vida cuando yo estaba dispuesta a darme el tiempo de sentirlo.

Un entramado de conexiones de seres únicos y asombrosos se mostraba ante mí: magníficos árboles de troncos gruesos con ramas que se extendían en maravillosos fractales, testigos de muchas generaciones; hermosas flores rosadas escondidas entre el follaje, un sinfín de tonalidades de azul y verde (¿cómo podemos encasillar tantos matices en dos palabras?), aves que se acercaban a mí y me deleitaba con su canto, mantos de musgos relucientes a veces cubiertos de llamativos hongos, telarañas creadas con las tecnologías más avanzadas…

No era un escenario creado para mí, esa vida siempre estuvo ahí, lo único que cambiaron fueron mis ganas de verlo y explorarlo, sin prisas, sin preocupaciones, sin las ansias de llegar. En ese momento entendí la magia de los baños de bosque y la importancia de difundir la práctica para que más personas pudieran acercarse al bosque con ese asombro y curiosidad pueril para beneficiarse de sus efectos terapéuticos.

Origen de los baños de bosque

En los baños de bosque se dice que “el bosque te da la medicina que necesitas, y para cada uno es distinta”. Todo lo que tenemos que hacer nosotros es abrirnos a recibirla, y por eso se crearon este tipo de paseos en los que se fomenta una interacción con la naturaleza para que apoye tu estado emocional en ese día y en ese momento.

una persona sintiendo las sensaciones que deja un tronco de árbol durante un baño de bosque

Con el nombre “Shinrin yoku”, que significa literalmente bañarse en la atmósfera del bosque, esta práctica de bienestar surgió en los años 80 en Japón como prevención ante el estrés laboral que en ese momento estaba provocando muchos suicidios. La agencia forestal nipona empezó a recetar baños de bosque a las poblaciones urbanas como terapia de relajación mental y física.

No obstante, hay muchos factores que pueden dificultar que el visitante logre momentos de conexión con la naturaleza si priorizamos la expectativa de “llegar a algún lugar”.

Tampoco podemos disfrutar de la experiencia plenamente si tenemos que recorrer muchos kilómetros y nos causa fatiga, o si estamos preocupados de los tiempos, de las condiciones del sendero, de los posibles peligros del entorno… Para superar estas y otras barreras, se empiezan a fundar en Japón las primeras escuelas de guías de baños de bosque y terapia de bosque , enfocados en acompañar y apoyar a los participantes en su interacción con el bosque.

Poco a poco, el interés por la medicina forestal creció mundialmente y se crearon varias organizaciones en Europa y Estados Unidos comprometidas a seguir difundiendo la práctica y a profundizar en la investigación científica.

La naturaleza es la protagonista e impulsa tu bienestar en los baños de bosque

El guía de baño de bosque diseña un paseo para un grupo específico, con una serie de invitaciones que fomentan la apertura de los sentidos y el contacto con la naturaleza.

Durante la actividad su función principal es la de acompañar, apoyar y garantizar la seguridad del lugar con el propósito de que el participante se relaje y se concentre solo en disfrutar.

Si bien cada baño de bosque es distinto en función de las características de las personas, todos los paseos se basan en una secuencia claramente estudiada y estructurada en distintas etapas y momentos que permiten profundizar en la experiencia.

La ciencia que avala los baños de bosque

Desde que se crearon este tipo de prácticas hace 40 años en Japón, numerosos científicos han llevado a cabo estudios para evidenciar el vínculo entre el contacto con la naturaleza y la mejora del bienestar.

Actualmente se siguen realizando investigaciones para ahondar en los mecanismos concretos que provocan esos efectos terapéuticos.

Los cinco sentidos se activan durante los baños de bosque

En un estudio publicado en 2009 por el Dr. Qing Li, inmunólogo y uno de los máximos expertos del “shinrin yoku”, concluye que los baños de bosque aumentan la actividad de las células anticancerígenas parcialmente gracias a la inhalación de fitoncidas.

Precisamente las fitoncidas, aceites esenciales que emanan de algunas especies de árboles y plantas para protegerse ante posibles amenazas, son un elemento clave en los efectos terapéuticos de la naturaleza para nuestro organismo.

Cuando nosotros inhalamos estas sustancias volátiles conseguimos el mismo efecto: refuerzan y protegen nuestro cuerpo de posibles infecciones y enfermedades.

Además, la exposición a entornos naturales favorece una reducción del cortisol, la hormona del estrés, y permite la restauración cognitiva .

Por otro lado, los baños de bosque reducen la presión arterial y el ritmo cardiaco, incrementan la actividad del sistema parasimpático, fomentando un estado de relajación, aumentan los estados de ánimo positivos y disminuyen los negativos.

Mujer en un baño de bosque en Chile

Si quieres saber más sobre los baños de bosque te dejo una lista de libros recomendados sobre la práctica, sus beneficios y los estudios científicos que la avalan:

● El poder del bosque, Dr. Qing Li
● Shinrin yoku: baños curativos de bosque, Yoshifumi Miyazaki
● Your guide to forest bathing, Amos Clifford
● La dosis natural, Florence Williams
● Sentir el bosque: la experiencia del shinrin yoku, Alex Gesse
● El poder curativo de la naturaleza, Eva M. Selhub y Alan C.

Para acompañar a la autora en un baño de bosque y saber más del tema puedes seguirla en:

Página web de Bosque Armonía

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Alguna vez fue un templo dedicado al servicio religioso de los jesuitas en Ciudad de México, pero hoy el antiguo templo de San Pedro y San Pablo tiene un uso totalmente distinto.

Sus paredes albergan el Museo de las Constituciones, uno de los museos de la UNAM que puedes disfrutar en el centro histórico de la capital.

El museo no está ubicado en esta iglesia por casualidad, sino por un importante hecho histórico.

Fue dentro de este recinto donde se redactó y promulgó la Constitución de 1824, la primera que tuvo la República Mexicana.

Desde esa fecha, el país ha tenido otras 5 constituciones, y la historia de cada una de ellas, así como la evolución de las leyes que rigen México es parte de lo que podrás conocer en este lugar.

Aprovechamos un sábado para conocerlo y es muy recomendable.

Historia del Museo de las Constituciones

Desde su creación hasta 1824

Aún si no fuera sede del museo, conocer este lugar sería valioso para los Viajeros en Ruta, pues es una de las iglesias del centro que embellecen la Ciudad de México, considerada Patrimonio de la Humanidad.

Su construcción comenzó en 1576 y concluyó en 1603, cuando aún no se cumplían 100 años de dominio español.

En un principio, perteneció a la Compañía de Jesús, y fue usado no solo con fines religiosos, sino también para la educación tanto de los Jesuitas como a los jóvenes de la élite novohispana.

El Museo de las Constituciones está ubicado al interior del templo de San Pedro y San Pablo del siglo XVII

Tras la expulsión de los Jesuitas en 1775, el templo pasó a manos de los agustinos, y lo que era el colegio cerró y fue usado primero como cuartel militar, y luego como sede del Sacro y Real Monte de Piedad de Ánimas.

Los retablos y obras de arte que pertenecían al lugar, fueron repartidos a la Catedral y otras iglesias de la ciudad, y pese a la vigilancia de los agustinos, el templo sufrió un grave deterioro que continuó hasta 1816, cuando los Jesuitas regresaron a la Nueva España.

Pese a que se pusieron a trabajar en su remodelación, la Guerra de Independencia impidió que volviera a utilizarse, y una vez que el ejército trigarante consumó la independencia de México, el emperador Agustín de Iturbide organizó ahí las juntas donde se redactó el reglamento provisional del Imperio.

 

 

El Imperio Mexicano duró poco, y en 1824 el mismo templo fue usado como sede del Congreso Constituyente, de donde, como antes mencionamos, surgió la primera constitución de México, y siendo esta la razón por la que hoy es sede de este museo.

De 1824 en adelante

El edificio permaneció como sede del Congreso de México hasta 1829, cuando este se mudó a su nueva sede en Palacio Nacional y tras esa fecha el Templo de San Pedro y San Pablo recuperó su vocación religiosa original.

Esto continuó hasta 1850, cuando perdió definitivamente su carácter sagrado.

Como otros edificios de la zona, el templo tuvo una historia convulsa donde fue pasando por los mas diversos usos, sin que ninguno de ellos fuera el definitivo.

Depósito del ejército, cuartel militar, salón de bailes, escuela correccional, bodega de la aduana e incluso hospital mental y caballeriza fueron los fines que tuvo el lugar hasta las primeras décadas del Siglo XX.

Fue en 1921 cuando el lugar fue finalmente rescatado y bajo la iniciativa de José Vasconcelos, entonces secretario de Educación, fue restaurado.

También se le decoró con nuevos murales y vitrales sirvió como sede de la ambiciosa campaña de alfabetización emprendida por Vasconcelos.

Vitral en el Museo de las Constituciones

Para 1927 fue sede de los talleres de la Academia de San Carlos, y dado que esta era parte de la UNAM, el templo pasó a ser parte del patrimonio de la universidad mas importante de México, como lo es hasta el día de hoy.

Tras ser usado para la educación como preparatoria y secundaria, el edificio pasó a ser parte de la Hemeroteca Nacional, hasta que esta se mudó a Ciudad Universitaria, y después debutó como museo, al ser la primera sede del Museo de la Luz, que hoy se encuentra a poca distancia caminando de este lugar.

Es entonces cuando, recordando su papel en la historia de la Constitución Mexicana, se decide hacerlo sede de un museo dedicado a esta, papel en el que se mantiene hasta hoy.

¿Qué hay en el Museo de las Constituciones?

Pensar en un recinto dedicado a las reglas que rigen el país puede sonar como algo denso y de poco interés para quienes no sean politólogos o historiadores, pero la UNAM ha hecho un gran trabajo museográfico en este lugar, convirtiéndolo en una experiencia amena e interactiva que entretiene tanto como informa.

Los 4 temas del museo son

1.- ¿Qué es una constitución?

Se explora la razón de ser de estos documentos

2.- Historia constitucional de México

Los cambios en la Carta Magna que ha tenido el país, explorando el contexto histórico de cada una, sus aportaciones e innovaciones.

3.- La constitución de 1917

Un espacio especial es para esta constitución, que es, aunque con cientos de modificaciones, es la que sigue rigiendo el país.

4.- Constitución y ciudadanía

Aquí se ve la participación de la ciudadanía en la política, las etapas de desarrollo en este tema, e incluso puedes ver que tipo de ciudadano eres respondiendo diferentes trivias. (Por si tienen curiosidad, un servidor es un ciudadano libre, mientras que mi novia Ariadna es una ciudadana solidaria).

Visitando el Museo de las Constituciones de la UNAM

Todo estos temas se exploran de forma interactiva, con juegos para ver que tanto conoces de tus derechos, e incluso con figuras holográficas de los constituyentes de 1917 leyendo fragmentos destacados de sus discursos y opiniones.

También hay un espacio final dedicado a las constituciones estatales, que incluye la de la Ciudad de México, donde hace unos años desde nuestra trinchera luchamos por el derecho a unas vacaciones justas y a la defensa y expansión de nuestras áreas verdes.

Exhibiciones temporales

El museo de las Constituciones también tiene un espacio habilitado para exposiciones temporales.

Hasta diciembre de 2022, puedes visitar Mafalda: Miradas a “lo femenino”, que explora las desigualdades entre hombres y mujeres, uno de los mayores retos de la sociedad actual, a través de las viñetas de uno de los personajes mas queridos de América Latina.

Arquitectura y arte

Más allá del contenido, la arquitectura juega un papel especial para hacer de este una visita especial.

En este punto cabe mencionar que, para celebrar el 100 aniversario de la constitución de 1917, el Museo de las Constituciones se renovó y el resultado es el que hoy conoces al visitarlo.

Muros curvos de madera fueron diseñados no solo para hacer una visita dinámica, sino para integrarse con el edificio colonial original.

El diseño interior del Museo de las Constituciones de la UNAM ganó un premio internacional

Este trabajo recibió el premio del Diseño de Espacios de Interiorismo en la sexta Bienal Iberoamericana de Diseño.

Finalmente, y junto a la arquitectura original, puedes conocer los murales que se pintaron durante la restauración que impulsó Vasconcelos.

Estos son El Zodiaco de Xavier Guerrero y El Árbol de la Vida de Roberto Montenegro, ambos pioneros del muralismo mexicano.

También están los vitrales La Vendedora de pericos y El Jarabe tapatío de diseñados por Montenegro; y el vitral Escudo de la Universidad Nacional de México diseñado por Jorge Enciso.

Fuera del museo, debes tomarte un momento para ver el templo, cuyo pequeño atrio es un remanso de paz en la calle del Carmen, una de las mas afectadas por el ambulantaje y el tráfico.

Información práctica:

Dirección: Calle del Carmen 31, esq. San Ildefonso, Centro Histórico de la Ciudad de México

Puedes llegar fácilmente a pie desde el metro Zócalo o el metrobús Teatro del Pueblo

Horarios: Miércoles a domingo de 10:00 a 17:00 h

Costo: El museo es gratuito

Página web: https://museodelasconstituciones.unam.mx/

Oye Marian… ¿cómo elijo mi equipaje para viajar? ¿En qué me recomiendas fijarme?

Esta y otras son las preguntas que me hacen cuando algún amigo tiene que comprarse una maleta…y pensándolo bien, si no eres un experto o conocedor de la materia, puede llegar a dar algo de pereza porque hay tantos modelos y marcas como vídeos de gatitos. :-)

Después de analizar y comparar una gran cantidad de maletas y marcas, he llegado a la conclusión de que la maleta perfecta puede existir. Aunque seré más precisa… un modelo u otro de maleta puede ser tu match, pero siempre va a depender de dónde viajes, de los días que vayas a estar fuera y de cómo quieras viajar.

Puntos a tener en cuenta

Cuando vayas a comprar una maleta no pases estos puntos por alto:

1.- Uso

No es lo mismo que solo viajes en semana santa a que te conozcan todas las azafatas del aeropuerto, ¿verdad?

Si eres de los que viajan todas las semanas por trabajo o placer es lógico que no vas a necesitar la misma maleta que alguien que va una vez al año a ver a sus primos del pueblo.

Tampoco si los viajes los haces en avión o en tren, bus o coche, ya que si es el primer caso necesitarás una maleta más resistente que para los otros medios de transporte.

Ya sabemos el mal uso que puede darse a las maletas hasta que llegan a las cintas transportadoras, y si tu maleta no está hecha para aguantar muchos golpes te va a durar un santiamén.

Pila de maletas en un aeropuerto

En cambio, para los demás viajes, no es tan necesario que sea una maleta a prueba de golpes porque imagino que en tu coche o en la bodega del bus, no se le dará tan mal trato. Pero si es una maleta resistente a la larga le sacarás más partido independientemente del medio en el que viajes.

2.-Tamaño

Quien dice que el tamaño no importa, seguro que no se está refiriendo a maletas, porque este es unos de los puntos más importantes, sin duda. Y es que el tamaño de tu maleta es directamente proporcional a la duración de tus viajes, lógico.

Las puedes encontrar en varios tamaños: S, M y L y algunas en XL.

Si tu viajes son de fin de semana, necesitas un tamaño S, que es el que llamamos de cabina o de mano. Y si viajas en avión, ya sabes que puedes subirlo contigo, pero ten en cuenta que cumpla los límites de medidas de la aerolínea con la que viajas.

Este tamaño suele tener unas medidas de 55x40x20 cm, aunque puedes encontrar variaciones según modelos, y sobre todo no debes pasarte de los 10 kg, que marcan algunas aerolíneas importantes como Iberia y Air Europa (compruébalo antes de viajar siempre).

Haciendo la maleta para viajar

Las maletas de tamaño M, están indicadas para viajes de 5 días o una semana. Te lo aconsejo también para quien no viaja en avión, ya que tiene más espacio que el tamaño S pero sin el “problema” de estar pendiente del peso. Además, pensando en el invierno, que las prendas son más gorditas, seguro que no te sobra espacio si viajas en pareja un fin de semana, y te evitas el llevar 2 maletas.

Y si alguna vez viajas en avión con ella, debes saber que tendrás que facturarla.

Si tienes que hacer un viaje de 10 días o más, seguro que estarás buscando maletas grandes (casi gigantes).
Los tamaños L y XL, son maletas para hacer viajes largos y muy largos. Si todos los años sueles hacer uno o varios viajes de estos, seguro que te vendrá muy bien tener un tamaño de estos.

Aunque recuerda que el tamaño XL es muuuy grande, así que a no ser que viajes para un mes o más…quizá no te traiga cuenta. Ten presente también que este tamaño puede superar el peso límite para bodega del avión y posiblemente tuvieras que pagar por peso extra.

3.- Seguridad

Me sorprende que muchos amigos pasen del tema de la seguridad de la maleta. Estoy cansada de decirles que lo tengan en cuenta, sobre todo desde que me abrieron la maleta en un viaje a Nueva York.

Debes fijarte en qué tipo de cierre lleva, si es TSA o cierre por dígitos, o si no lleva nada más que el cierre por cremalleras. En este caso, es fundamental que compres un candado por tu cuenta para ponérselo cuando vayas a viajar, sobre todo en avión. Y un consejo, que sea de dígitos y no el típico de llave ( así evitarás no estar pendiente de ella o perderla)

Cierre de seguridad para el equipaje

Cada vez más marcas, incluyen el cierre TSA (imprescindible para viajar a Estados Unidos). El cierre por dígitos también resulta muy útil, porque pondrás una contraseña que solo tú conocerás.

Y cómo no, hacer mención a las cremalleras, que aunque no son un elemento de seguridad, influye en ella, ya que tener unas cremalleras fuertes hará que no se rompan en cualquier infortunio. Prueba las cremalleras y fíjate bien en ellas antes de decidirte por un modelo. Aunque si te decides por una marca especializada en maletas, no creo que fueras a tener problemas con ello.

4.- Material

Maletas de tela, blandas, semirrígidas, duras… cada una para un tipo de viaje diferente.

Las blandas tienen como ventaja su flexibilidad y maleabilidad, así como su ligereza. Pero no son las más seguras y resistentes. Una maleta de tela o de poliéster, puede ser muy sensible a un posible hurto porque la tela es más fácil de rasgar que otro tipo de material, incluso en las maletas semirrígidas.

Suelen ser ligeras y de un precio algo más económico que las duras, pero seguimos teniendo maletas menos resistentes que las duras.

Las maletas duras suelen estar hechas de materiales como el plástico y derivados, lo que hace que las maletas sean más pesadas. Pero por suerte, la aparición del polipropileno y policarbonato, revolucionó la fabricación de maletas, favoreciendo maletas ligeras a la vez que resistentes. Por lo que si buscas que aguante viajes en avión y a la vez sea ligera, te aconsejo que te decantes por estos tipos.

Mujer sosteniendo el asa de una maleta rígida

 

La ventaja de que tu maleta elegida sea más o menos pesada, aparte de beneficiarte a la hora de cargarla, es que tendrás más margen al guardar tus cosas y no superar el peso que marcan las compañías de avión.

Y si ya buscas una maleta rígida súper mega ligera, existen. Son maletas de alta gama, fabricadas en un nuevo material a partir del polipropileno que es indestructible, pero como ya te imaginarás…su precio no es apto para todos los bolsillos.

5.- Color

Aunque parezca algo que no es importante a la hora de elegir tu equipaje y que es más estética que otra cosa, elegir un color llamativo y fácil de identificar, va a ser punto clave para verla rápidamente en la cinta transportadora. No serías el primero o primera que coge la maleta creyendo que es la suya y…problemón. Los colores negros, azul oscuro…suelen ser los más típicos y con los que más equivocaciones suele haber.

Carrito de hotel cargado de maletas de colores

6.- Ruedas y manejo

Hay 2 tipos de maletas si nos fijamos en sus ruedas

 

Llanta en maleta de dos ruedas

Están las maletas de 2 ruedas que solo se mueven adelante y atrás, (que son las de toda la vida), que has de llevarlas inclinadas y tirando de ellas.

Lo bueno, que suelen ser algo más espaciosas. Lo malo, que al llevarlas detrás de ti, la pierdes de vista más tiempo y si es un tamaño muy grande tu espalda puede verse afectada.

Luego están las llamadas spinner que suelen llevar 4 ruedas (dobles o no) que son multidireccionales y puedes llevarla en vertical a tu lado. Son las más modernas y más cómodas de llevar.

Llanta multidireccional en maleta de cuatro ruedas

Al llevar estas ruedas externas a lo que es la carcasa, suelen restar algo de espacio interno, todo no se puede tener.
De las ruedas va a depender su fácil manejo aunque sea en suelos rugosos o adoquinados y también que sean más o menos silenciosas.

Las ruedas dobles dan más estabilidad y si son de goma, suelen absorber mejor los impactos con el suelo y ser más silenciosas.

7.- Tirador y asas

El tirador es algo en lo que tampoco nos fijamos mucho.

Asa telescópica en una maleta roja

Recuerdo tener una maleta antigua que lo llevaba por fuera de lo que es la carcasa, pero las maletas actuales lo llevan por dentro. ¿Cuál es la diferencia y en que afecta a la maleta? Pues que llevar el tirador externo corre más riesgo de que pueda romperse antes ya que está más expuesto. En cambio, si lo lleva dentro de la maleta está más protegido y no estará constantemente rozándose con todo.

Si eres muy alto o alta, mira que tenga diferentes alturas para adaptarse a ti y que llevarla sea cómodo y no tengáis que agacharos.

En cuanto a asas, fíjate que lleve lateral, al menos en el tamaño M o superior (la superior suelen llevarlas todas). Es necesario que las lleven para poder manipular la maleta a la hora de subir o bajar escaleras o colocarlas.

8.- Espacio extra

cierre en sección de maleta expansible para acomodar más equipaje

Y si eres de los que viajan y le gusta hacer compras y llenar algo más la maleta, o sea, que te traes la maleta más petada que la llevaste, hay modelos que pueden ampliar su capacidad gracias a su sistema de abanico o fuelle. Este tipo de maleta permite abrir su doble cremallera y así hacerte ganar unos centímetros extras para tus cosas.

Si te decides por una maleta expansible con tamaño de cabina, ten en cuenta que si la llevas expandida, es posible que sobrepase los límites permitidos si viajas en avión (que no se te pase este detalle).

 

 

 

9.- Precio/Gama

Hay tantos precios diferentes como pueda imaginar, desde menos de 50 hasta más de 300 y 400 €…como ves una gran variedad. La elección dependerá del uso que le vayas a dar y del gasto que quieras/puedas/te apetezca hacer.

Hay maletas de baja gama, con precios bajos que si lees comentarios y opiniones podrás comprobar si dan un buen resultado.

Pero como todo, cuanto más azúcar, más dulce. A una maleta de 40 € no puedes pedirle que te dure lo que una de 200. Pero la clave va a estar en el uso que vayas a darle, y quizá esa maleta baratita pueda cumplir con tus expectativas porque viajas puntualmente.

En cambio, si eres de los que viajas mucho, y ya te conoces la mayoría de aeropuertos de Europa y parte del mundo, lo suyo es que elijas una maleta que te de garantía de de un buen resultado a largo plazo y resistencia a golpes por un posible mal uso de viajes en avión, porque aunque gastes más dinero en ella, seguro que a la larga te compensa. En este caso debes elegir una maleta de media o alta gama (según tu presupuesto).

10.- Garantía

A la hora de poder reclamar algún problema con la maleta que no tenga que ver con un mal uso o desgaste, es decir, que sea un defecto de fabricación, por ley cualquier producto que no sea de segunda mano, ofrece 3 años de garantía (productos comprados después del 1 de enero de 2022).

En cambio, hay algunas marcas que para determinados modelos dan los nada despreciables 5 años, lo que da bastante fiabilidad.

Pero ¿cómo te quedas si te digo que hay marcas que dan más años de garantía?

Está claro que estos casos son pocos, pero bueno es saberlo si te decides por una maleta con esta gran ventaja, porque yo entiendo con esto que tendrás maleta para rato.

¿Y ahora qué? ¿Ya tienes más claro cómo elegir tu equipaje de viaje?

Espero haberte ayudado. ;-)

 

En 1989 los ciudadanos de Whangamōmona, un pueblo de Nueva Zelanda, estaban muy molestos.

El gobierno de su país había cambiado los límites territoriales de sus 16 regiones, y ellos fueron movidos a un nuevo territorio.

Como protesta, se declararon independientes, y su historia llevaría incluso a una cabra a ocupar la presidencia.

Son nuestra nueva parada en la serie de micronaciones: los países que no existen.

¿Dónde está Whangamomona?

Whangamomona se encuentra en la parte sur de la isla norte de Nueva Zelanda en el distrito de Stratford de la región de Manawatū-Whanganui.

Está unido al resto del país a través de la carretera 43, que es conocida como la autopista del mundo olvidado dado que recorre diversos lugares que fueron abandonados y hoy son pueblos fantasma.

Historia de Whangamomona

Ubicada en un valle aislado por una cadena montañosa, la zona donde hoy se encuentra Whangamomona no fue visitada hasta finales del siglo XIX.

Joshua Morgan fue uno de los primeros exploradores en 1893, y murió, probablemente de una peritonitis, mientras exploraba la zona.

Pero una vez que la frontera al lugar se abrió, no hubo que esperar mucho tiempo para que se crearan los primeros asentamientos humanos y en 1895 un grupo de mineros de oro ya se habían establecido allí.

Foto histórica de Whangamomona en Nueva Zelanda

Para 1898, Whangamomona ya existía con una casa de huéspedes, una tienda de abarrotes, una oficina postal y, en 1902, su primer pub, que desapareció en un incendio y para ser remplazado en 1911 por un hotel.

El pueblo, como toda su región, vivió en un tranquilo aire rural prosperando a través de actividades agrícolas y ganaderas.

Fue la segunda mitad del siglo XX cuando la zona entró en decadencia, y todo se aceleró con una caída en el precio de la lana, a la que la mayor parte de la gente se dedicaba.

Con una población en descenso y los pueblos de sus alrededores quedando vacíos, fue que Whangamomona se dio a conocer, al declararse independientes.

Nace la república

En 1989, Nueva Zelanda inició un proceso de revisión territorial, con el cual los límites entre las regiones se redibujaron tomando en cuenta las cuencas hidrográficas del país.

Esto significó que Whangamomona, que hasta entonces era parte de la región de Taranaki serían movidos a la vecina región de Manawatu-Wanganui.

La razón de esto fue que el río Whangamomona era un tributario del Whanganui.

No fueron el único lugar de Nueva Zelanda que cambió de región, pero si fueron quienes se lo tomaron mas a pecho, y como consecuencia decidieron declararse como un país independiente.

Carrera de borregos en Nueva Zelanda

Su primer presidente fue Ian Kjestrup, quien gobernó 10 años hasta su jubilación, aunque fue colocado en la boleta de votación sin su consentimiento.

Si bien la declaratoria de independencia fue simplemente un acto de protesta, sirvió para darle notoriedad al pueblo, y se acabó convirtiendo en una tradición.

Los pobladores pronto abrazaron la idea, y no temieron en adoptar la excentricidad como una de sus características, al punto de que cualquier habitante de la República, sea humano o animal, puede acceder al gobierno.

El primer presidente no humano fue una cabra, Billy Gumboot, quien estuvo dos años en el poder, hasta el día de su muerte.

Su elección fue con un fraude, pues ganó al comerse las boletas que votaban por todos los candidatos opositores.

Billy, la cabra que gobernó un país

Su sucesor fue Tai, un poodle, cuyo gobierno terminó de forma dramática en 2004.

Renunció tras ser atacado por un mastin, en lo que algunos vecinos señalaron como un intento de asesinato político.

Actualmente el presidente es John Herlihy, sucesor de la primera mujer en el cargo, Vicki Pratt, quien también subió al poder sin su conocimiento.

Qué ver en Whagamomona

El mejor momento para visitar el país es cuando celebran el día de la república.

Es un evento que se organiza cada dos años durante enero, para aprovechar el cálido clima del verano austral, y que atrae al pueblo a miles de personas que quieren ser parte de la exótica micronación.

Las primeras veces que la fiesta se celebró, se organizaba en un par de semanas, pero ha crecido tanto que ahora se invierten meses en su planeación.

Si tienes suerte, tu visita puede coincidir con la elección de un nuevo presidente, y si no, por lo menos podrás ver una carrera de ovejas en la calle principal.

Además de asistir al evento, al ir al pueblo tendrás que pasar por el hotel Whangamōmona.

Hotel de Whangamomona, Nueva Zelanda, construido en 1911

Considerado como un monumento histórico, no solo es un lugar para pasar la noche, ahí también puedes comprar tu pasaporte de la república, lo cual te permitirá evitar pagar una tasa de entrada los días de fiesta.

Fue construido en 1911, siendo el negocio más antiguo que sobrevive, y su restaurante permite que el lugar sea el centro de la actividad del lugar.

El resto de los atractivos de la zona están en el viaje.

Para llegar a Whangamomona debes utilizar una de las carreteras menos transitadas de Nueva Zelanda, y en el camino encontrarás cataratas, y bellos paisajes naturales, además de un famoso túnel bautizado como el tpunel del hobbitt por su pequeño tamaño.

Futuro del país

Cuando Whangamomona declaró su independencia, los habitantes del pueblo, 400 en ese entonces, solo temían que la nueva región a la que pertenecían no fuera a ponerles atención, y nunca imaginaron como su protesta se convertiría en algo tan importante.

Pero hoy, la identidad de Whangamomona está estrechamente ligada con su papel como micronación, y es de esperarse que la tradición se mantenga por muchos años.

Ha llegado a ser tan importante, que incluso el sitio web de la BBC les ha dado cobertura, y hasta 5,000 visitantes han llegado al pueblo en las celebraciones más concurridas.

Así que se trata de una micronación, con su futuro asegurado.