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Iztapalapa, una de las alcaldías con menos turismo de Ciudad de México, busca atraer a más viajeros y por ello acaban de inaugurar la ruta dos del Iztapabus.

Se trata del transporte que recorre los atractivos turísticos de Iztapalapa y que este 8 de abril tuvo su primer recorrido.

La ruta dos del Iztapabus tiene como destino principal el Cerro de La Estrella, uno de los símbolos más reconocidos de la delegación por ser la sede de la pasión de Cristo en semana santa, pero que tiene mucho que ofrecer el resto del año.

Además, permite conocer algunos puntos del centro de la delegación, desde donde parte el recorrido que se llevará a cabo tres veces cada domingo, a reserva de que su éxito permita aumentar las frecuencias.

A la inauguración de la ruta, donde fuimos acompañados de decenas de vecinos de Iztapalapa, acudieron representantes de cultura así como Dione Anguiano, jefa delegacional.

En los discursos se celebró como se está logrando aumentar el perfil turístico de Iztapalapa, tanto para que los propios habitantes de la demarcación la conozcan, como para que visitantes del resto de la ciudad y el país puedan apreciarla.

Es una iniciativa que, a la manera del Cuajibús, lleva a los viajeros a conocer toda la CDMX

Ruta dos del Iztapabus

Murales delegacionales

El punto de reunión para empezar el recorrido es el edificio delegacional, donde antes de abordar el transporte los viajeros por Iztapalapa son invitados a pasar a la sede de gobierno.

Ahí, en la planta principal, se aprecia el mural “Iztapalapa: ayer, hoy y siempre”, una obra de Francisco “Pancho” Cárdenas, quien estuvo personalmente acompañando a los primeros viajeros de la ruta para presentar su trabajo.

El Fuego Nuevo es el tema principal de este trabajo que ocupa las cuatro paredes del recinto, y que, terminado en 2003, es uno de los ejemplos más recientes de la tradición del muralismo mexicano.

El panel principal del mural muestra su encendido, mientras que uno de los laterales representa las procesiones que se hacían para llevar a cabo esta importante ceremonia que se realizaba cada 52 años.

Cuitlahuac, el penúltimo tlatoani mexica y que antes de gobernar Tenochtitlan lo hizo sobre la antigua Iztapalapa, también precide uno de los páneles, mientras que el último de ellos escenifica el violento encuentro entre españoles y mexicas.

Archivo histórico, monumento a Cuitlahuac y predio de la Pasión

Al salir de la delegación tras contemplar este mural, el recorrido debe pasar por dos puntos de interés en el zócalo de Iztapalapa. Por un lado el archivo histórico delegacional donde los documentos que guardan su historia están resguardados para vecinos e investigadores.

Por el otro se encuentra la estatua de Cuitlahuac, obra de Hermilo Ramírez e inaugurada en 1976. Sin embargo, por varias obras que se hacían en la plaza, fue obligado saltarse ese punto del recorrido.

Por ello abordamos directamente los transportes del Iztapabus, que nos esperaban a un costado de la delegación para llevarnos al Cerro de la Estrella.

En este momento se cuenta con dos camiones para dar el servicio, pero el objetivo es tener tres en el corto plazo para poder atender a muchos más visitantes interesados en conocer los atractivos de Iztapalapa.

La distancia entre el centro delegacional y el cerro es pequeña, y al poco ya pasamos junto al Predio de la Pasión, donde se erigen tres cruces enormes que cada año son escenario de el momento culminante de la presentación.

Es triste saber que, debajo de ellas, una plataforma piramidal, tan ancha como la pirámide de la luna de Teotihuacán descansa enterrada escondiendo sus secretos, pero se ha decidido no desenterrarla para no afectar la fiesta de la Pasión.

Tal vez mover la representación a un montículo cercano permitiría hacer la exploración de este monumento que podría dar mucha información del México prehispánico y convertirse en un nuevo e importante atractivo turístico para Iztapalapa, mismo que atraería incluso a visitantes extranjeros.

Pero por el momento, la cosa no cambiará y el iztapabus no para en el lugar, pues su siguiente objetivo se encuentra ya subiendo al cerro.

Museo Fuego Nuevo

Además de inaugurar la ruta dos del Iztapabus, el día también sirvió para reinaugurar el Museo Fuego Nuevo.

El pequeño recinto fue abierto hace veinte años para mostrar la historia de Iztapalapa, y exhibir las piezas arqueológicas descubiertas en el cerro.

Además de su exhibición permanente, tiene una sala para temporales, que en este momento es una exposición fotográfica de la cultura del pulque.

El museo Fuego Nuevo fue inaugurado con toda alegría. Música de una orquesta sinfónica además de un grupo de bailarinas tradicionales llenaron de colorido la ocasión con una interpretación de la mayor calidad.

 

Esta, no fue sino la primera de varias sorpresas que tenía el recorrido y que enriquecieron la visita.

Antes de volver a abordar los autobuses, hubo dos paradas en los alrededores del museo, primero en la cueva de zopilocalco, que se encuentra a espaldas de éste.

Esta no es sino una de las decenas de cuevas que se encuentran en el Cerro de la Estrella, y es sin duda la más accesible de todas.

Zopilocalco quiere decir “En la casa del Zopilote” y se dice que en algún momento ahí estaba el nacimiento de un manantial hoy desaparecido.

En los alrededores de la cueva se pueden encontrar petroglifos, y en su interior se colocaron esculturas que rinden homenaje a los dioses prehispánicos, todas obra de artesanos de Iztapalapa.

La otra novedad es que, en la antes vacía explanada del museo, ahora cada domingo habrá un pequeño mercado de artesanías.

Comerciantes locales ofrecerán sus productos tradicionales para quienes viajen en el Iztapabus o bien para quienes visiten la zona de manera independiente.

La cima del Cerro de la Estrella

La siguiente parada es la cima misma del Cerro, donde se encuentra un segundo basamento piramidal hoy llamado Teocalli.

Se trata de un lugar ceremonial que alguna vez tuvo un templo en su cima, pero que fue destruido en el siglo XVI en un esfuerzo por detener el culto a los dioses prehispánicos y en particular la ceremonia del Fuego Nuevo.

Hoy, el basamento es uno de los secretos mejor guardados de Ciudad de México, pues está completamente fuera de las rutas turísticas.

A pesar de ello, el lugar ofrece un importante monumento arqueológico, el cual no se ha investigado a fondo, y ofrece una de las mejores vistas de la capital.

Es una de las cinco zonas arqueológicas de la CDMX.

Ahí, tenemos nuestra segunda sorpresa, pues un grupo de danzantes hacen una representación de lo que era la Ceremonia del Fuego Nuevo, así que por varios minutos el ritmo del tambor y de los cascabeles me hacen viajar en el tiempo.

 

A pocos pasos de ahí, tomando el camino de vuelta hacia abajo, se llega a la última parada de la ruta dos del Iztapabus, el mirador Tlachieloni.

Este lugar es también un hermoso mirador que por su posición permite contemplar el sur y el poniente de Ciudad de México, destacando el Ajusco, Ciudad Universitaria y Santa Fe.

El nombre que se le dio es la palabra en náhuatl para “El que todo lo ve”.

Años atrás yo estuve en el Cerro de la Estrella y era un lugar mayormente abandonado, hoy, esta iniciativa ha hecho que este pequeño mirador sea arreglado con bancas para convivir en familia y con un puesto de comida para reponerse del paseo.

Además, en un escenario se presentó un grupo musical, Boceros, que interpreta música tradicional mexicana con un toque contemporáneo y que fue acompañado de dos bailarinas que recreaban danzas indígenas.

La música y el espectáculo fue de la mejor calidad, e invitaron a quedarse hasta el final del concierto, la promesa es que cada domingo habrá eventos culturales, y que todos ellos serán de gente formada en las diferentes casas de cultura de Iztapalapa, mostrando todo lo que la alcaldía puede ofrecer.

 

El Cerro de la Estrella es también una zona con fama de insegura, y por ello la iniciativa tiene doble valor, pues al impulso turístico que recibirá Iztapalapa también se suma el rescate de espacios públicos que, como dijo Dione Anguiano, es un factor importante para abatir la delincuencia.

Finalmente, quedó la promesa de nuevos proyectos a futuro.

Por un lado, se trabaja ya en una tercera ruta para el Iztapabus, que se debe abrir en próximos meses y tendrá como punto principal el Museo Cabeza de Juárez.

Por el otro está la promesa de que pronto se rentarán bicicletas de montaña para recorrer el cerro de la estrella y poder explorarlo como área natural.

Ésta no es la primera vez que Iztapalapa sorprende con su oferta turística, pues más temprano este año la Central de Abasto recibió un premio en Madrid por su oferta a viajeros.

Valiosas iniciativas que rescatan el espacio público y natural, impulsan el turismo, y que deben combinarse con la eliminación de los asentamientos irregulares que amenazan el espacio.

Información práctica

Ruta dos del Iztapabus.

Salidas los domingos frente al edificio delegacional a las 10:00, 12:30 y 15:00

Informes y reservaciones: 54451160

Una cosa es nadar en el mar, y otra contemplarlo en toda su belleza e inmensidad. Muchos lugares del mundo ofrecen miradores destacados para que los viajeros puedan contemplar el océano y la geografía que lo rodea, y México tiene uno de los mejores que existen.

Se trata del Mirador Escénico de San Carlos, en Sonora, desde donde se contempla el Golfo de California, la piedra de Playas Pintas y la cima del Tetakawi, una colina volcánica que emerge del mar.

Si estás en Sonora puedes conocer estas pinturas rupestres.

La belleza del paisaje es tal que la revista National Geographic la nombró como la mejor vista del mar en el mundo entero, venciendo a lugares tan diversos como las cálidas playas de Hawai y Australia o las frías aguas de Islandia y Escocia.

La revista destaca además, que se trata de un punto privilegiado para observar fauna salvaje, pues es uno de los lugares favoritos de los delfines, ballenas y pelícanos que tienen su hogar en este Golfo.

Es otro nombramiento que National Geographic ha dado a México, pues la revista también consideró a Oaxaca como uno de los mejores destinos 2018 a nivel mundial.

El mirador natural a 6.4 kilómetros de San Carlos, Sonora, siempre ha estado ahí para el viajero aventurero. Pero tras culminar un proyecto millonario, ahora es más accesible que nunca.

La obra, impulsada por Cofetur, incluyó la colocación de terracería, cimientos y barandales, además de instalaciones sanitarias, hidráulicas, eléctricas y espacio para locales comerciales.

Respecto al proyecto original, se eliminó un paseo volado de piso transparente por motivos de seguridad.

Los primeros viajeros en ruta que disfruten de este nuevo atractivo turístico de Sonora serán aquellos que viajen a San Carlos durante esta semana santa. Además, también podrán recorrer el malecón de Guaymas que presentó la segunda etapa de su remodelación.