Aún existen lugares en el mundo cuya situación presente está ligada a un simple hecho ocurrido siglos atrás, tal es el caso de la Isla Robins, en el estado de Nueva York.
La isla Robins es un pequeño lugar rodeado casi completamente por Long Island, que se encuentra en manos privadas.
Es por ello que, junto a la también neoyorquina North Brother, se suma a la lista de islas del mundo que no puedes visitar.
Como el resto de nuestra serie de islas prohibidas, la única manera en que los viajeros pueden conocerla, es leyendo sobre ella.
¿Nos acompañas?
¿Dónde está la Isla Robins?
Cuando uno piensa en la ciudad de Nueva York, la imaginación remite a Manhattan, su centro de actividad más importante y donde el grueso de sus iconos se levantan.
Pero la mayor parte de los habitantes de la urbe no viven ahí, sino en los buroughs de Queens y Brooklyn.
Estos dos, y también el aeropuerto JFK, se encuentran en Long Island, una larga lengua de tierra densamente poblada, que se extiende hasta el Océano Atlántico, y que más allá del aeropuerto tiene otras poblaciones que son parte del estado, pero no de la ciudad de Nueva York.
Si llegas a el extremo este de esta isla, estarás en el condado de Suffolk, y en este, está la Bahía Peconic dentro de la cual encontrarás la Isla Robins.
Un poco de historia
Como decíamos al comenzar, la situación actual de la isla de Robins se remite a los orígenes de la historia de Estados Unidos.
Hay que viajar hasta 1620, cuando apenas los ingleses fundaban su segundo asentamiento en América, Plymouth.
El asentamiento, nació gracias a una concesión de tierras que el rey Jaime I hizo a la compañía de Plymouth, originarios de ese puerto inglés y que dieron a su nuevo hogar el mismo nombre que el de la ciudad que partieron.
Para 1636 un nuevo rey, Carlos I, notó que la compañía no se había extendido por toda la zona que les había otorgado. En concreto, no habían fundado un solo pueblo en la ya llamada Long Island.
Para remediar el asunto, Carlos I cedió Long Island y todas las islas adyacentes a William Alexander, primer conde de Stirling, y este dio a un tal James Farret poderes para actuar como su representante y agente en la colonización del lugar.
A cambio, Farret pudo elegir 49 kilómetros cuadrados del territorio para su uso personal, y tras recorrer toda la zona, el caballero optó por dos islas, una de nombre Shelter, y la otra la isla Robins, de la cual hablamos.
¿Se va entendiendo todo?
Pues si crees que la cosa es terriblemente burocrática y compleja, perdida entre nombres ya olvidados, entonces no quieres saber a detalle el resto de la historia de Robins.
Suficiente sea decir que, desde el momento en que Farret la tomó para sí, la isla no volvió a ser nunca propiedad pública.
Rastrear la situación de la isla Robins a través de los siglos, implica seguir una larga historia de compras y ventas, que han ido cambiando al propietario del lugar, pero manteniendo como constante su calidad de propiedad privada.
En 1993, la isla pasó a manos de Louis Bacon un millonario que pagó 11 millones por ella, y que hasta hoy es el dueño.
¿Qué pasa hoy en Robins Island?
Cuando Bacon compró la isla, la comunidad de Suffolk sintió una gran preocupación.
Esto se debió a que Robins era prácticamente el único lugar en los alrededores de Nueva York que conservaba su entorno y medio ambiente tal y como era siglos atrás, cuando los europeos llegaron a la zona.
Desde los años 70, otras personas habían querido urbanizar la isla, ya fuera con casas de lujo para millonarios o con proyectos más agresivos.
Los vecinos de la zona y el propio condado de Suffolk se habían opuesto a esto, y llevaban tiempo queriendo comprar Robins para mantenerla como una reserva natural.
Una vez que Bacon se convirtió en el dueño, se temió que todo hubiese sido inútil.
Por fortuna, no fue así, y hasta hoy la Isla Robins se mantiene en gran medida como cuando la compraron.
En su página web, Louis Bacon presume de su fundación dedicada a la conservación de la naturaleza, la cual ha recibido reconocimientos por sus esfuerzos.
Y aunque la isla Robins es solo un lugar muy pequeño, también se ha beneficiado del interés de Bacon por la naturaleza.
De acuerdo a un antiguo artículo del New York Times, Bacon acudió con todo un equipo y se dedicaron a eliminar especies invasoras y a reintroducir flora nativa que estaba en peligro de extinción para darles un hogar.
Esto incluyó recuperar los bosques de roble que leñadores habían destruido, y también salvaron la más importante colonia de tortugas en el estado de Nueva York.
Aunque por otro lado, también construyó siete estructuras, incluida su mansión, una alberca, instalaciones deportivas y cabañas para visitantes que no se corresponden con los esfuerzos de conservación.
¿Por qué está prohibido visitarla?
Simplemente, porque es propiedad privada, por lo que no puedes entrar como tampoco puedes entrar a casa ajena.
Realmente no puedo ir
Técnicamente, si puedes, sólo tienes que conseguir que Louis Bacon te invite, así que ya sea como su amigo o como su empleado, hay algunas pocas personas que si han estado ahí.
Si consigues colocarte entre ellas podrás contarnos como es el lugar.
Se sabe que Bacon hace viajes de caza temáticos donde sus amigos se visten de colonos ingleses del siglo XVII para matar ciervos.
Probablemente sea tu mejor oportunidad de ir, aunque involucrarse en la caza sea una actividad muy ajena a la conservación.
Futuro de la isla Robins
No se sabe que Lous Bacon tenga planes de venderla, pero como ha sido la historia de la isla Robins, siempre es posible que esta cambie de dueño de nuevo.
Sin embargo en ese aspecto hay buenas noticias.
En 1997 se firmó una figura legal llamada conservation easement.
Este implica que los dueños de un lugar tienen que ver por su conservación, garantizando la calidad del agua, la conservación de bosques saludables y el mantenimiento y mejora de los hábitats de las especies animales.
La firma del convenio fue a perpetuidad, así que aún si la isla cambia de dueños, cualquiera está obligado a respetar el tratado.
90% de la isla, exceptuando la zona donde Bacon construyó sus mansiones e instalaciones, entran en este acuerdo.
Así que, aunque es una pena que la isla Robins ya no sea un lugar virgen, probablemente Bacon fue uno de los mejores posibles dueños que pudo tener.
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