Panorámica de Seborga, Italia

Seborga: el pueblo que Italia olvidó

Europa, Italia, Micronaciones, Seborga

 

En 1861 el Risorgimento fue uno de los hechos históricos más importantes en la historia de Italia, pues en ese año lo que desde siglos atrás eran decenas de países independientes se unieron en la Italia que hoy conocemos.

Sin embargo, hay un pequeño municipio cercano a Francia que no figuró en los documentos oficiales de unificación, dado lo cual sus habitantes aseguran que hoy siguen siendo independientes.

Se trata de Seborga, nuestra nueva parada en la serie de micronaciones: los países que no existen.

¿Dónde está Seborga?

Seborga, municipio que contaba con 285 habitantes en 2021, se encuentra en la provincia de Imperia, en la región de Liguria, al noroeste de Italia.

Está rodeado por los municipios de Ospedaletti al sur, Vallebona al oeste, Perinaldo al norte y San Remo al este.

Su principal accidente geográfico es el Monte Bignone, parte de los Alpes Ligures.

Historia de Seborga

La Edad Media

Las primeras noticias que se tienen de Seborga datan de cerca del año 1,000, cuando un conde Guido de Ventimiglia donó sus territorios en Seborga a la Abadía de Lerino.

No se sabe a ciencia cierta cuando ocurrió esto, pues un documento con fecha en el año de 954 tiene datos que lo revelan como una falsificación, pero es seguro que fue antes de 1177.

Oratorio de San Bernardo en el Principado de Seborga

En ese año, hubo un juicio donde el municipio de Ventimiglia reclamó sus derechos sobre Seborga, pero los jueces dieron por buena la donación de el conde Guido y reconociendo que pertenecía a la abadía.

Esta abadía estaba en unas islas cercanas a Cannes, en la actual Francia, por lo cual el pueblo era considerado parte del Condado de Provenza, situación que no cambió pese a que en 1181 la República de Génova extendió su territorio hasta la ciudad de Niza, tomando todas las tierras de Lerino bajo su protección.

Amadeo de Saboya

En el siglo XVIII se dio el cambio más importante en la situación de Seborga en mucho tiempo, y es que en 1729 el duque Víctor Amadeo II de Saboya logró comprar el pueblo.

Es una compra que buscaba desde 1697 para expandir sus territorios, pero que no se concretó hasta 32 años después debido a la oposición de Génova a que se completara la transacción.

Víctor Amadeo fue uno de los gobernantes más importantes de su época, y entre sus múltiples títulos se encontraban el de ser rey de Cerdeña, cargo que obtuvo en 1720.

Es en esta compra donde están los orígenes de la micronación.

Centro Histórico medieval de Seborga Italia

Tras la muerte de Amadeo, Seborga fue parte de los numerosos cambios territoriales en la zona durante los siglos XVIII.

Lo más importante es que fue parte de la efímera República Ligur que surgió como consecuencia de las Guerras Napoleónicas y que, como parte de esta pasó a formar parte del Reino de Cerdeña en 1815.

Llegado el Risorgimento, Cerdeña fue parte de la reunificación italiana y desde 1861 todo su antiguo reino forma parte del país.

¿O no?

El Principado de Seborga

A nadie en Seborga le preocupó ser parte de Italia y siguieron con su vida tranquila y rural hasta bien entrado el Siglo XX.

En los años 50 Giorgio Carbone, presidente de una cooperativa local dedicada al cultivo de flores, y aficionado a la historia, se puso a hacer una investigación sobre su pueblo que lo remontó a la venta que se hizo del territorio a Víctor Amadeo de Saboya.

Jorge I, primer Rey de Seborga

De acuerdo a Carbone, la venta, valuada en 146,000 liras, no quedó registrada en ningún documento y por tanto nunca se concretó, lo cual se demuestra adicionalmente por el hecho de que la República de Génova siempre consideró ilegal la ocupación y pidió al Papa la expulsión de los saboyanos.

Adicionalmente, Carbone aseguró encontrar evidencia de que el Papa reconoció el protectorado del duque sobre Seborga, pero la posesión nunca implicó soberanía.

Cuando Víctor Amadeo pasó a ser rey de Cerdeña, mantuvo la posesión personal sobre Seborga, pero este patrimonio nunca pasó a ser posesión del reino.

En documentos oficiales, Carbone encontró que los Saboya nunca usaron el título de Príncipes de Seborga, una evidencia más de que el lugar mantenía su autonomía.

Al ser un principado autónomo, Seborga se habría unido al reino si, tras las guerras napoleónicas, los documentos del Congreso de Viena hubiesen negociado este destino para el pueblo, pero no hay un sólo lugar donde se haga mención deSeborga como parte del reino de Cerdeña.

Bandera de Seborga

Con base en ello, argumentó que cuando Cerdeña se unificó al resto de Italia, Seborga no era parte del reino, y de la misma manera, cuando la monarquía italiana cayó para convertirse en república en 1946, el pueblo no fue parte de la unión.

Así, cuando los Saboya fueron expulsados de Italia en 1946, su posesión sobre Seborga terminó, y desde entonces el municipio sería un país independiente, tal y como lo son hoy otros pequeños países de origen medieval como San Marino y Liechtenstein.

Declararon entonces que la supuesta anexión a Italia es unilateral e ilegítima, y que debían ser considerados un país libre.

El nuevo rey

Carbone requirió un tiempo para convencer a los seborganos de lo que había descubierto, pero finalmente el pueblo abrazó la idea de su independencia, y en 1963 votaron a Giorgio como el primer rey del país, para que llenara el vacío de poder que había.

Carbone se tomó muy en serio su tarea, y redactó las leyes del país, que sometían su puesto a una elección cada 7 años.

Además, dio a conocer la bandera del país, y acuñó su moneda nacional, llamada luigino, y que puedes obtener al llegar al pueblo, siendo recibida en la mayor parte de los negocios locales.

El Luigini es la moneda del Principado de Seborga

Giorgio I tuvo un reinado sin mayores complicaciones, y fue reelegido cada siete años, pero en 2006 casi pierde el poder.

Fallido golpe de estado

En 2006 una mujer de nombre Yasmine von Hohenstaufen Anjou Plantagenet se dijo la verdadera herededa del trono seborgano, y buscó quitarle el reino a Carbone.

Aún peor, von Hohenstaufen se acercó al gobierno de Italia y ofreció darles la posesión del reino, lo cual hubiera cerrado la historia de esta micronación.

Pero Italia mostró poco interés en la princesa de un país que no reconocían, y en Seborga no encontró apoyo, así que el golpe falló.

Giorgio siguió en el gobierno hasta su muerte en 2009, y desde entonces el país ha tenido dos gobernantes más.

Marcello Menegatto, un empresario que no nació en Seborga, fue elegido rey con la promesa de lograr reconocimiento para el país.

Aunque intentó establecer relaciones con varios países, y nombró a su esposa, Nina, ministra de Relaciones Exteriores, no logró su cometido, y un supuesto reconocimiento de parte de Burkina Faso, parece ser un rumor.

Menegatto renunció al trono, y Nina, que ya era su ex-esposa, se presentó a elecciones contra Laura Di Bisceglie, la hija de Giorgio I.

Nina I de Seborga

En el duelo electoral entre ambas dinastías, Nina salió triunfadora y es la actual gobernante de Seborga.

¿Qué ver en Seborga?

Aunque solo mide 14 kilómetros, con su pasado medieval una visita a Seborga está más que justificada.

La Piazza de San Martino es el centro medieval del poblado y principal centro de actividades.

En ella está la iglesia de San Martino, de estilo barroco y que data del siglo XVII.

Atasrdecer en Seborga con el Mediterráneo al fondo

Frente a esta se encuentra el Palazzo dei monaci, que era la residencia de los monjes de Lerino cuando gobernaban, y después fue el ayuntamiento. Hoy solo puedes verlo por fuera ya que pasó a manos privadas.

Un edificio más antiguo aún es el oratorio de San Bernardo, que se remonta al siglo XIV, y que está fuera del centro histórico, dentro conserva varias obras pictóricas.

Puertas medievales, una gruta con una virgen, monumentos y una antigua prisión completan la oferta turística del pueblo.

Futuro del país

Pese a que los documentos parecen estar de su lado, o al menos nadie ha probado lo contrario, parece poco probable que Seborga consiga reconocimiento de algún país, sin embargo, como micronación, están muy vivos.

Los propios habitantes no se toman su independencia tan en serio como para rebelarse ante la autoridad italiana, a la que pagan impuestos y cuyas leyes obedecen sin que nadie sugiera otra cosa.

Aún así, gran parte del pueblo, si no es que todos, disfrutan del papel como reino libre, que entre otras cosas les da un interés turístico que otros pueblos de Liguria no tienen, y el país tiene incluso una selección de futbol y un Comité Olímpico.

Son una de las pocas micronaciones con un ejército propio, y la gente sigue participando activamente en los eventos que se organizan.

Así, tendremos a una Seborga activa en el reino de las micronaciones durante largo tiempo, y seguramente nuevos capítulos de su historia esperan por escribirse.

Desde niño sentí infinita curiosidad por descubrir el mundo, así que estaba escrito que sería un viajero. Exploré el mundo primero a través de mapas, y luego en persona. Tras escribir como freelance en varias revistas, viví un año en Barcelona donde obtuve una maestría en periodismo de viaje, fui miembro fundador del proyecto Caminos Sellados y gané un premio Malta Tourism Press Award como coautor del libro Postales del Mundo: Malta

He visitado 23 países de cuatro continentes y mi filosofía es que, en todo lugar hay algo por descubrir.
Francisco Fontano Patán
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