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El gran peñasco ubicado en la falda oriente del cerro Tecpayo (que significa la esencia o corazón del templo), localizado cerca de los parajes de Tlacuiltlapa (de tlacuilo: pintor indígena) y Tepequespa, en la zona de ejidos, en los límites de los pueblos de San Antonio Tecomitl y San Francisco Tecoxpa.

El gran peñasco, que tiene la cualidad de poder subirse sobre él y permite observar el hermoso paisaje que se observa de todo el territorio oriente de la Cuenca de México, el límite del lugar que perteneció al lago de Chalco.

Se ve, por ejemplo, el cráter del volcán Xico en Chalco, sus faldas poco elevadas y redondas como un estadio, que alguna vez estuvo rodeado de agua y se llegaba a ese sitio ceremonial en canoa.

También se ve el Tlapacoya y los Reyes Chimalhuacan, el Cerro Cocotitlan de Chalco, parte de la sierra de Santa Catarina y los cerros que cierran el valle de Milpa Alta; al oriente el Ayaqueme y dos cerros, que no permiten ver a los grandes volcanes, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, y hacia el sur se observa el colado de lava y el paso de frailes que desciende de Santa Ana Tlacotenco, pueblo ubicado a las faldas del Tláloc, volcán gemelo del Teutli, los dos con cráter cónico, ambos en Milpa Alta.

El monolito del cerro Tecpayo

El monolito del cerro Tecpayo tiene tres caras en su parte baja, son tres paredes pétreas, casi lisas, quizás entresacadas de las piedras en una época más antigua que los grafitis, posiblemente existió una pintura muy anterior ahora desaparecida y sobre ella se volvieron a pintar diseños coloniales y de principios del siglo veinte.

Los motivos se dividen en dos grupos, unos rasgos pintados en rojo y otros en blanco, los de rojo parecen tener una antigüedad mayor y los de blanco ser más recientes. Hay una pequeña arista que ve hacia el oriente, en la cual con líneas rojas muy rígidas, se pintó el cuerpo de un torito, con su montura, sus patas de ruedas y su cabeza con cuernos, cargando un cubo con fuegos artificiales, imagen que nos está hablando de las fiestas patronales, la figura no fue hecha con alguna guía o plantilla es el único diseño que se encuentra en este lado de la piedra.

Acompáñanos a vivir el carnaval de Milpa Alta.

En otra parte del peñasco podemos decir que al frente, un poco girado hacia el norte, en su parte muy baja se pintaron dos diablitos, uno en color rojo y el otro arriba del primero con líneas blancas, parece más reciente, ambos miden aproximadamente 30 centímetros de largo por 10 de ancho, el que está pintado de rojo tiene un vara en sus manos y el otro de blanco es una figura delgada cubierto por un traje muy elegante, uno está sobrepuesto sobre el otro.

Pinturas rupestres de Milpa Alta

Un poco arriba de los diablitos hay unas líneas rojas que siguen los contornos de la piedra y casi en la cima de la peña viendo hacia el nororiente, hay toda una escena taurina, en la cual hay un hombre con un sombrero amplio y grande en forma de palma, son dos grandes largos gajos que salen de su cabeza, está sosteniendo en su mano izquierda un cuchillo que amenaza con enterrarlo al animal de cuatro patas con cuernos que está enfrente de él, tiene girada la cara el toro hacia la derecha, viendo al observador de frente.

Conoce esta caminata en busca de hongos en Milpa Alta.

Atrás de él hay otros dos animales de cuatro patas que por sus formas parecen ser perros, o borregos, y hasta atrás de ellos una serpiente enroscada en forma de círculo rojo, como si fuera un cinturón. Debajo de la escena en otra sección de la piedra hay un diseño muy pequeño serpenteado. Podemos decir que el tema recurrente en rojo es el tema taurino.

Debajo de la escena en otra sección de la piedra hay un diseño muy pequeño serpenteado.

Luego en la arista del gran peñasco que mira hacia el norte, es la más grande superficie y está menos pulida; en su parte baja, hacia el extremo poniente, hay el dibujo de una larga escalera serpenteada, que culmina más arriba en un templo piramidal alargado de varios cuerpos, es un dibujo delgado y pintado en blanco, dividido en dos por la grieta de la piedra.

El grafiti moderno destruyó el diseño del templo, aunque nosotros contamos con una foto anterior que nos permitió identificar al templo prehispánico.

En otra cara del peñasco, también en blanco debajo del templo hay otras escaleras solas, arriba de la pirámide hay un pequeño sol y una media luna y hasta mero arriba la figura de un rectángulo, con algunos números en uno de sus extremos, quizás sean las medidas de un terreno.

También había un personaje pintado en blanco con un animal sobre su cabeza, con largas orejas, que quizás sea un conejo, puede ser un cazador camuflado o curandero, el grafiti reciente lo cubrió completamente.

Sin duda Milpa Alta está lleno de historia, cultura y tradiciones, así que no hay pretextos viajeros para conocer más de esta región.

Es urgente que las autoridades protejan debidamente las pinturas rupestres, para que el graffiti no las destruya como ya comienza a ocurrir.

De lo contrario se requerirá una restauración como la que se hizo en La Pintada, Sonora.

Guanajuato tiene un nuevos atractivo turístico después de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), abriera al público una nueva zona arqueológica, Arroyo Seco.

Ubicado en el municipio de Victoria, al norte del estado, la apertura de Arroyo Seco se da después de un largo trabajo de investigación que tomó 10 años.

En este sentido, el director del INAH, Diego Prieto, señaló que la apertura se da gracias a un modelo de colaboración con las autoridades estatales, que ha permitido abrir varias zonas arqueológicas en años recientes.

Entre estas se encuentran Plazuelas en Pénjamo, Peralta en Abasolo, Cañada de La Virgen en San Miguel de Allende, y El Cóporo en Ocampo.

Cada una de ellas se ha convertido en un nuevo atractivo para los viajeros en ruta por Guanajuato, y en fechas futuras también se está trabajando en la apertura de Cerro de los Remedios en Comonfort.

La colaboración con los gobiernos locales es muy importante para el INAH, pues de este modo es como se logra la conservación del Patrimonio “con la intención de que nuevas generaciones puedan seguir disfrutando de este legado, por lo que es fundamental el cercado del área, la recuperación de las tierras y la elaboración de un plan de manejo del sitio, que permitirá que la zona arqueológica no se afecte”, afirmó Prieto.

Arroyo Seco se distingue de otras zonas ya que su principal atractivo son las pinturas rupestres.

Es apenas la tercera zona arqueológica enfocada en el arte rupestre en todo México. y tiene una de las más altas concentraciones y variedad de iconografías que se conocen.

Los visitantes que lleguen acá descubrirán que Arroyo Seco se compone de una planicie con dos elevaciones naturales de valor paisajista y donde se concentran los elementos pictóricos.

Estos componen tan sólo el 25% de todas las pinturas que se conocen en el área, el resto se reparte en otros 44 espacios, pero aún no han sido adaptados para que los viajeros los conozcan.

La conservación y vigilancia de las pinturas resulta muy importante para evitar casos como el de La Pintada, en Sonora, donde el vandalismo llevó al cierre del área, a la cual le tomó más de 10 años ser restaurada y poder ser visitada de nuevo.

Entre las pinturas más destacadas en la zona arqueológica de Arroyo Seco se ven imágenes de humanos cazando y danzando, así como de animales entre los que se encuentran coyotes, zorros, perros, venados, arañas y alacranes.

Pinturas rupestres en la nueva zona arqueológica de Guanajuato

Las pinturas abarcan un muy largo periodo de tiempo, pues las más antiguas pueden datarse hasta el año 7,000 A.C. Encontrándose también pinturas de la época chichimeca e incluso del virreinato de la Nueva España.

El área de Arroyo Seco también cuenta con un centro de visitantes donde hay una exposición introductoria que da información del sitio, así como con un área de exposiciones temporales.

Con esta el INAH tiene 190 zonas arqueológicas y 121 museos abiertos en el país.

Otra zona de pinturas rupestres es Milpa Alta, aunque estas necesitan un rescate urgente.

Uno de los más grandes tesoros arqueológicos de Sonora ha sido recuperado y reabierto al público. Se trata de las pinturas rupestres de La Pintada.

Ubicadas a 50 kilómetros de Hermosillo, el turismo destructivo provocó que el arte rupestre de La Pintada estuviera cerca de perderse para siempre.

Lejos de la vigilancia que el lugar requería, durante años los visitantes llegaron hasta este rincón de la Sierra Libre para hacer carnes asadas, celebraciones que en ocasiones acababan en actos vandálicos contra las pinturas.

El arte rupestre de La Pintada terminó por ser cubierto por pintas, obscenidades, mensajes e incluso en un punto recibieron una cubetada de pintura verde, lo cual llevó a que finalmente el sitio quedara cerrado a los visitantes.

Un vandalismo similar lo sufren las pinturas rupestres de Milpa Alta.

Expertos del INAH se dieron entonces a la tarea de recuperar el lugar, una meticulosa tarea que requirió de más de 10 años para completarla.

Conoce también la zona arqueológica de Arroyo Seco.

El trabajo se hizo con precisión milimétrica, utilizando hisopos ara borrar todo lo vandalizado sin afectar las pintas originales y en condiciones complicadas que obligaron a los restauradores a trabajar bajo temperaturas de 38° y en ocasiones a 25 metros de altura sobre un despeñadero.

Pero la tarea fue exitosa y hoy La Pintada vuelve a brillar como uno de los tesoros históricos del estado de Sonora, presumiendo 2 mil diseños hechos en diferentes épocas sobre las rocas y que van desde simples puntos y líneas hasta figuras humanas y de animales.

Además, el INAH busca que se otorgue a la zona el título de zona arqueológica, lo cual permitirá una mayor protección tanto de las pinturas como de su entorno.

De lograrlo, el área tendría una extensión de 31 hectáreas y no sólo incluiría las pinturas, sino también los campamentos estacionales que se instalaron en la zona en diferentes periodos desde el año 400 d.C. hasta el siglo XIX.

Al permanecer cerrada diez años, de manera natural también se recuperó el medio ambiente de la región, y la flora y fauna original han recuperado sus espacios, los cuales tuvieron influencia en el paisaje cultural de La Pintada.

En Sonora conoce también el mirador de San Carlos.

Lo mejor de todo es que, tras rescatar el sitio, el INAH lo ha abierto para que los Viajeros en Ruta por Sonora puedan conocer este lugar que nos remonta al pasado para conocer la cultura de los seris.

Pero, tras la experiencia previa, las visitas no serán tan sencillas  y se realizan de manera controlada siguiendo una programación.

Si quieres ser uno de los afortunados que conozcan estas pinturas debes comunicarte con el Centro INAH Sonora.